domingo, 14 de junio de 2009

Remolinos internos




En mis prácticas contemplativas descubrí lo agradable 1 de espiralear al respirar.

Imaginé que al inhalar un torbellino expandía gentilmente mis pulmones reverberando desde la base hacia arriba. Mis costillas comenzaron a expandirse y sentí una maravillosa ingravidez en los hombros, como si la tensión fuera una mochila que cayera de mi espalda 2. Me dió la sensación de tener un torso suspendido por el aire interno.

Al exhalar imaginé que el remolino se replegaba sacando mi aire, sentí que succionados por el vacío mis órganos se estiraban hacia arriba mientras mi pecho se deslizaba hacia abajo 3, 4.

El expandir mis pulmones y luego relajarlos por completo, le dio espacio a mi corazón sentí que iba más al frente con su alegre tamborcito, que tocaba al mundo con mi corazón.

Escuchemos el aliento, no hay mayor maestro que el cuerpo.




1. Respirar es la mejor droga. Adolfo Galván

2. Los hombros y su tensión están vinculados con el pecho. Al elevar el esternón por medio de la inhalación, la clavícula, el omóplato y por ende el húmero pueden pender de él liberando así el esfuerzo innecesario de los músculos del cuello y hombros. Eric Franklin lleva ésta conexión hasta sentir que es el planeta Tierra quien sostiene los hombros.

3. Marie José Blom sugiere dejar caer el esternón en diagonal hacia el sacro durante la exhalación para alargar el diafragma, reducir el rango entre EIAS y costillas facilitando la activación estabilizadora de los oblicuos y por ende la liberación de la tensión crónica entre T12 y L1, todo ello resulta muy placetero.

4. En cada respiración los órganos pasean hacia arriba y abajo debido al tejido conectivo que los vincula con el diafragma, si ampliamos nuestra capacidad respiratoria ampliamos también éste movimiento de los órganos que es como un masaje además claro, de mejorar la circulación y la cantidad de oxígeno sanguíneo.

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