
El movimiento se forma por interacciones de energías. Las moléculas de la tinta impresa, los fotones en la pantalla, las células que forman la mirada, todo lo que vivimos y experimentamos está en un constante movimiento, generando flujos de información y retroalimentacion que visualizados en su totalidad forman posibilidades infinitas de relación.
Asi como al elevarse el exponente de una literal le sale un mundito a la ecuación, cada mínima interacción moldea al universo. La información de la red se crea y se recrea en cada contacto, se lanza una página al espacio informático como si se lanzara al espacio exterior sin saber que tipo de respuesta se obtendrá del otro lado del infinito. Hablamos con lenguajes que otros inventaron, argumentamos con ideas que otros inspiraron, amalgamamos experiencias y las recreamos en propias vivencias, en expresiones del ser que moldean cada contacto.
Inevitablemente reaccionamos ante la información, el viento, todo. Lo que percibimos se transmite por la electricidad en nuestro cuerpo y viceversa nuestro andar modifica el espacio. Está en uno hacer de cada paso un tropiezo o una danza, importunar o acariciar con la presencia.
Publicado en el número 384 año 8 de Razón y Acción
No hay comentarios:
Publicar un comentario