En Holanda, hastiada de la sobre reglamentación, fuí a un bosque con la esperanza de encontrar algo no obsesivamente ordenado.
Caminando entre los árboles, pisando hojas y ramitas, creí por fin estar en un lugar rebosante de espontaneidad orgánica cuando me percate que todos los árboles eran equidistantes en retícula ¡habían sido meticulosamente sembrados!
Nunca sentí tanto pavor y desasosiego.
Fotografías tomadas en la costa de Rotterdam, Holanda
No hay comentarios:
Publicar un comentario