"Cuando estás completamente en tu cuerpo, te encuentras con tu alma" 1
La playa ofrece maravillosas posibilidades de exploración. Es un punto donde podemos contemplar lo inaccesible en su inmediatez, la vida bajo el agua o en el aire, desde la seguridad de estar en tierra firme.
Podemos disfrutar la indefinida extensión del horizonte cuando la tierra húmeda se convierte en mar, cuando las dimensiones oceánicas se convierten en cielo. Sentimos la continuidad del movimiento y nos encontramos en los márgenes continentales fractales que cambian con cada ola.
La atención se deleita en las sutilezas. Con los reflejos y destellos del agua, los sonidos que acarician, la sensación de la arena, la brisa que refresca, el espesor de el calor.
Una de mis imágenes predilectas2 es el acostarse y sentir que llegan suaves olas llevandose toda la tensión lejos del cuerpo. En la arena pueden hacerse infinidad de exploraciones que ayudan a la plasticidad del sistema nervioso activando los órganos de propiocepción y equilibrio (órganos de Golgi, termoreceptores, etc).
Se recomienda ampliamente sentir el movimiento en arco de las extremidades haciendo angelitos en la arena, hacer caminatas de ronde de jambes y dibujar figuras elípticas con los dedos de los pies imaginando la pierna como péndulo, equilibrarse en un pie sintiendo la firmeza de la base de soporte hundida en la arena2 (imágen extremadamente útil cuando en pointe), hacer neti con el agua salada original (lavados de nariz practicados yoguis), sentir como al movernos movemos el piso3 y activar los músculos intrínsecos del pie agarrando la arena y haciendo domos con los metatarsos.
La playa es una invitación a la apertura.
1 B. K. S. Iyengar
2 Tomada de Eric Franklin
3 Frase de Angelique Wilkie
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